“Desde el primer día mis supervisores y colegas en Peshawar realmente me sacaron de mi zona de confort. Me asignaron tareas en las que no tenía experiencia y estaban allí para ayudarme cada vez que lo necesitaba. Fue muy alentador. Sentía que me daban el espacio para crecer y ahora llevo aquí casi dieciséis años. Tuve la suerte de trabajar con colegas y jefes directos que me apoyaron a lo largo de mi carrera y me dieron el lugar para desplegar y desarrollar mis habilidades. El apoyo de los miembros de mi equipo me ha dado mucha fuerza. Ellos me han impulsado a encarar la trayectoria plagada de desafíos que he seguido, y me han dado mucho ánimo, confianza e inspiración.”
“Cuando comencé a trabajar para el CICR, Peshawar era un lugar muy conservador. Muchos se oponían que las mujeres formaran parte de la plantilla, incluso mi familia. Mi padre, sin embargo, realmente creyó en mí. Me alentó a ir a la universidad. Fui la primera mujer de mi familia en hacerlo”. Actualmente, muchas de las hermanas, primas y sobrinas de Shazia han seguido sus pasos y fueron a la universidad. “Creo que abrí las puertas a otras mujeres de mi familia para que fueran por una mejor educación y una carrera. Solo se necesita una persona para dar el ejemplo y allanar el camino para una mayor representación.”
“Cuando ingresé al CICR en 1999, solo trabajábamos tres mujeres en el Centro de Logística de Peshawar. En general, no muchas mujeres trabajaban en logística. Muchos de mis colegas se sorprendían de encontrar una joven mujer pakistaní en mi puesto. Me enfrenté a una gran resistencia por parte de colegas varones mayores y con más experiencia, que no se sentían cómodos con el hecho de que una mujer joven estuviera ascendiendo laboralmente. Desafiaron las decisiones que se tomaban con respecto a mis ascensos y las oportunidades de capacitación que me brindaban, pero el jefe de logística me apoyó. Por mi parte, también me abrí a tener conversaciones constructivas con los que cuestionaban mis habilidades para tranquilizarlos.”
Un ejemplo sucedió durante la primera misión de apoyo de Shazia, en la que estuvo encargada de administrar todas las actividades operacionales y el despacho de bienes en Darfur. “Un conductor de camiones llegaba constantemente tarde a propósito, lo que implicaba que no pudiéramos despachar a tiempo los bienes para las personas afectadas. Cuando le pregunté por qué se retrasaba con tanta frecuencia, admitió que no había razón, pero indirectamente dedujo que no estaba acostumbrado a recibir órdenes de una mujer. Le dije que dejara de lado su orgullo, que dejara de pensar que mis indicaciones eran órdenes y que se concentrara más en la importancia del trabajo que estábamos haciendo. Le recordé que había venido desde su país de origen para ayudar a las personas necesitadas, y que los bienes que estaba transportando eran vitales para ellas. Comprendió que su mal desempeño laboral no me estaba afectando a mí, sino a nuestros beneficiarios. Una vez que lo entendió, comenzamos a tener una buena relación.”
Shazia siempre se sintió atraída por la causa humanitaria y, de niña, solía ahorrar el dinero que tenía para gastos personales para dárselo a las personas más necesitadas de su ciudad. El ingreso al CICR solo fortaleció su pasión por la causa humanitaria. “Mi trayectoria en el CICR satisfizo mi ambición de viajar y trabajar por el mundo, mientras contribuía a una causa noble. Le ha dado a mi vida un propósito significativo, que satisface tanto mis ambiciones personales como mi visión de la organización.”
“Yo quería convertirme en científica para explorar los tesoros escondidos en la naturaleza y utilizarlos para promover el bienestar de la humanidad. Al trabajar en la logística, veo que también puedo hacerlo en este ámbito, rompiendo con los paradigmas y siendo creativa en la forma de responder a las diferentes necesidades de las personas. Ahora siento que soy como una científica que ha descubierto la alegría de trabajar con otras personas y a través de ellas. Mi ciencia ya no es la biología, sino las personas (sus propósitos, sentimientos e ideas), y mi misión consiste en encontrar las maneras de ayudar a que las personas consigan juntas grandes logros.”
Solo el 24.3 por ciento de todos los parlamentarios nacionales eran mujeres en febrero de 2019, un lento aumento del 11.3 por ciento en 1995.