Me gustaría presentarme como un ser humano o, digamos, como una aprendiz de ser humano. Hay una enorme diferencia entre ser biológicamente humano o ‘ser humano’. En el mundo actual los humanos son la criatura más dominante, pero el cosmos no va solo de humanos y no está hecho para la humanidad únicamente. El cosmos está hecho para la diversidad, y en él el ser humano es la criatura más sofisticada que ha desarrollado un sentido de responsabilidad para todos.

Estudié un Master en Ciencia Económica, pero incluso entonces ya estaba involucrada activamente en política en el sindicato estudiantil. Soy rebelde por naturaleza y me sentí responsable de hacer algo al ser testigo de los problemas sociales a mi alrededor. Había tantas cuestiones sin resolver, como los derechos humanos, las diferentes formas de violencia, la corrupción, la injusticia social; estos asuntos laten en mi interior continuamente. Traté de entender y encontrar las mejores soluciones estando en el primer plano y desde entonces he estado defendiendo los valores humanos y la igualdad de oportunidades. Por eso pasar a formar parte de la Cruz Roja de Nepal en 2008 fue una opción obvia. Comprendí y admiré el valor humanista de sus principios fundamentales y de su trabajo en todo el mundo. Desde entonces he tenido la oportunidad de aprender y contribuir a distintos equipos y en diferentes niveles. He sido activa en el Programa de gestión de desastres y crisis, en Medios de vida, en Reducción del riesgo de desastres a nivel escolar/comunitario, y como Instructora principal para respuesta de emergencia y capacitación en primeros auxilios y Protección de género e inclusión (PGI).

Tras el devastador terremoto que golpeó a Nepal en 2015, hicimos enormes esfuerzos para garantizar la calidad de los servicios a través de la PGI. Nuestra sociedad tenía una gran necesidad de servicios inclusivos y teníamos que enfrentar los diferentes casos de violencia de género que siempre se incrementan tras una catástrofe. Adopté medidas para garantizar un ambiente seguro durante el periodo de la operación por el terremoto, institucionalizando el Código de Conducta para la protección infantil y contra el acoso dentro de la organización. También creé un mecanismo de información para responder a los casos de violencia sexual y basada en género entre empleados/voluntarios y en la comunidad. Esto me dio una inmensa oportunidad de conseguir darme cuenta de lo que necesitaba cambiar en nuestra sociedad.

En Nepal las mujeres y los hombres tienen distintas responsabilidades sociales, las mujeres están más centradas en el trabajo doméstico, mientras que los hombres han asumido otra responsabilidad más allá del hogar. Nuestros valores sociales y nuestra cultura se basan en la tradición y ése es un hecho que tenemos que comprender. No significa que tengamos que ir contra nuestra cultura y valores para la igualdad. No veo el sentido de luchar contra nada. Más bien tenemos que explicar la fuerza real y la cualidad de las mujeres. El movimiento para la inclusión de género que empezó no solo en Nepal, sino en todo el mundo, debería crear el entorno de igualdad de oportunidades para promover la cualidad fundamental de hombres y mujeres. Porque cuando hay igualdad de fuerzas no habrá lucha, no habrá violencia, en cambio habrá una gran armonía que fomentará creatividad, paz y prosperidad.

Creo que un buen líder es alguien que se atreve a trabajar más allá de sí mismo y que puede inspirar a otros e influir sobre ellos. No sé si soy una buena líder. Pero creo que un buen líder solo necesita una cualidad: ver con claridad las cosas que otros no pueden ver. Por ello hago lo posible por procurar un sentimiento fuerte de presencia pacífica en la gente y en los líderes de nuestro país y trato de hacerles ver por qué la Protección de género y la inclusión es algo bueno para nuestra sociedad y mejorará nuestra calidad de vida. Cada paso que damos en este proceso es un esfuerzo consciente hacia una sociedad más igual. Cada enfoque debería llegar al corazón humano.

Pero lo que hacemos tiene poca importancia, se trata de cómo lo hacemos para obtener el resultado. Qué temas y asuntos defendemos tiene poco sentido si no lo practicamos en nuestra vida diaria. En eso es en lo que la gente y las sociedades necesitan crecer. Así que empecemos por nosotros mismos. No deberíamos tener que ser revolucionarios o reformistas. La única cosa que necesitamos tener es una presencia consciente y pacífica e integridad y amor en nuestras acciones. Solo entonces podemos convertirnos en mejores seres humanos.