“Siendo una joven abogada en Australia, estaba sumamente interesada en la prohibición de la violencia sexual durante la guerra; por ende, estudié mucho sobre el tema. Comencé mi carrera como abogada, pero rápidamente me di cuenta de que me apasionaba más el derecho internacional humanitario.” Helen hizo un doctorado en Nueva York y, en 1997, comenzó a trabajar en la Cruz Roja Australiana como jefa de derecho internacional humanitario.

Luego de varios años de labor en la Cruz Roja Australiana, trabajó como asesora jurídica para el CICR en la región del Pacífico y como jefa de la oficina de Australia. “Después de tener a mi segundo hijo, me di cuenta de que, si bien estaba profundamente enamorada de mi trabajo y del CICR, no podía viajar tanto como se requería en mi cargo y, al mismo tiempo, criar a mis hijos. Decidí volver a la universidad y enseñar derecho internacional humanitario (DIH) por varios años, con especial interés en la protección de las personas civiles y los derechos de las mujeres”.

Como mujer en este ámbito laboral, Helen tuvo que encontrar la forma de hacer frente a las suposiciones que se hacían sobre ella. “Pasé por algunas situaciones en las que se puso a prueba mi paciencia: más de una vez concurrí a eventos donde me pidieron servir el té cuando, en realidad, ¡estaba allí como oradora! Tenía que tomármelo con humor porque creo que, hasta ahora, lo única que genera una situación así es frustración. Tuve que recordarme a mí misma que la mejor ‘venganza’ es ser muy buena en lo que haces. Actualmente, tenemos muchas juristas increíbles en el área del DIH, tanto en la Cruz Roja Australiana como en el CICR, así que afortunadamente, ha habido un crecimiento extraordinario en esa área.”

En 2014, Helen fue nombrada directora del Departamento de Derecho Internacional y Políticas del CICR, y pudo formar parte de la decisión de ampliar la política de licencia por maternidad del CICR al personal residente. “Estaba muy emocionada por esto porque, por mi propia experiencia, sé que estas decisiones pueden parecer medidas pequeñas y técnicas, pero, de hecho, aportan grandes mejoras a la vida de las personas. Si lo que buscamos es un liderazgo femenino con mayor fuerza dentro del Movimiento, debemos buscar también la mejor forma de apoyar a las mujeres durante la maternidad y otras etapas de sus vidas. Cuando tuve a mi primer hijo, en 2001, fui la primera jefa en décadas que se tomaba una licencia por maternidad. Esto me hizo entender la importancia de prestar apoyo profesional a las mujeres en momentos de sus vidas donde, quizás, deseen tomarse licencia para ejercer otras funciones. Debemos ser tan humanitarios entre nosotros como lo somos con el resto del mundo.”

“Intentar mantener el equilibrio entre la vida laboral y la vida personal es un desafío pero, para las mujeres en especial, es importante comprender que esa progresión profesional no tiene que ser lineal. A veces sentía que, por estar trabajando a medio tiempo, quizás nunca lograría tener un cargo alto en mi carrera profesional. Mirando hacia atrás, ahora puedo apreciar que las decisiones que tomé y las enseñanzas que obtuve a lo largo del camino me ayudaron a convertirme hoy en día en una mejor directora. En verdad, estaba fervientemente comprometida con mi trabajo, pero también debía reconocer que soy más que mi carrera.”

“En lo personal, mi recompensa laboral es doble: soy testigo de los grandes desafíos normativos que puedo enfrentar con mi equipo en el escenario mundial y veo que el DIH en acción tiene un impacto en la vida cotidiana de las personas. Ambos aspectos son realmente importantes para mí y me han llevado a pasar por momentos muy difíciles, en los que sentí que no estaba haciendo un aporte suficiente.”

Es importante recordar que una debe mantenerse humilde y con los pies sobre la tierra, sobre todo después de haber trabajado en situaciones extraordinarias y, a veces, extremas. Nunca olvidaré cuando asistí a una reunión sobre armas nucleares en Hiroshima y visité hospitales con la Cruz Roja Japonesa para comprender el horror que sigue causando aquella explosión. Cuando regresé a casa, bajé del avión, fui a buscar a mi hijo a la escuela primaria y tuve que adaptarme para lidiar con lo que son los “dramas” de la vida escolar. Cuando trabajamos en este ámbito, adquirimos una mirada extraordinaria de una realidad con la que muchas personas no pueden identificarse. Por eso es importante poder encontrar formas de relacionarnos con nuestro entorno de manera integral.”