“No pensé que iba a llegar tan lejos, pero me descubrí mí fuerza en la causa”
Jeanne comenzó a trabajar para el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en 1961 y, poco después, se convirtió en la primera delegada mujer con estatuto diplomático. Se desempeñó en Ruanda, Burundi y Chipre durante muchos años, antes de volver a la sede del CICR en Suiza en 1974. Desde 1983, trabajó como delegada a cargo de la cooperación con las Sociedades Nacionales y, luego, como jefa del servicio. Terminó su carrera como delegada regional en Senegal en 1992.
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Jeanne desborda simpatía. Realizó su primera misión con el CICR en lo que entonces era la República del Congo (actualmente, la República Democrática del Congo). Jeanne había vivido en la República del Congo cuando era niña, en una época más pacífica, pero regresó a un entorno muy inestable cuando estalló la guerra en los años 60, durante la lucha del país por la independencia del dominio colonial belga.

Comenzó allí como secretaria en 1961, prestando apoyo a los equipos médicos de CICR en un país donde la agitación política y los conflictos violentos habían generado condiciones muy precarias. A medida que se agravaba la situación, el personal se iba del país, por lo que ella quedó a cargo de tareas más complejas en la delegación, incluido el mantenimiento del diálogo con las autoridades sobre la situación humanitaria del país.

Jeanne Egger allanó el camino para que muchas más mujeres inspiradoras trabajen en el terreno para el CICR.

– Jeanne Egger, ICRC

En 1963, cien años después de la creación del CICR, Jeanne Egger se convirtió en la primera mujer en desempeñarse como delegada de la organización con estatuto diplomático. Un delegado, destinado en el Congo, había enviado una carta a Ginebra explicando que, aunque oficialmente era secretaria, estaba haciendo el trabajo de delegada, e insistió en que se cambiara su título para reflejar tal situación. Jeanne allanó el camino para que muchas más mujeres inspiradoras trabajen en el terreno para el CICR.

Durante su estadía en el Congo, se reunió con una de las personas más influyentes en el conflicto, el coronel Joseph Mobutu, quien luego pasó a ser el presidente del país por más de treinta años. Él le preguntó por qué deseaba hablar con él. Ella le contestó: “Quiero que garantice que los soldados heridos que vi en el vestíbulo de entrada al venir a esta reunión tengan acceso a atención médica. Es su responsabilidad cuidar de la seguridad de estas personas.” Él estuvo de acuerdo, y Jeanne declaró que estaba convencida de que parte del motivo por el cual su solicitud fue bien recibida fue porque era una mujer: “Cuando una mujer solicita hacer visitas a personas detenidas, comparado con un hombre, el interlocutor piensa que esta mujer es como una madre que quiere llevar pequeños paquetes a los prisioneros, mientras que un hombre tendrá motivos más políticos. Por esta razón nunca tuve problemas.”

Jeanne pasó a desempeñarse como delegada en Ruanda, Chipre y Burundi, trabajó para la Cruz Roja Suiza y participó en la creación de la Cruz Roja Ruandesa en 1967.

“Me resulta difícil imaginar vivir sin ese compromiso”

– Jeanne Egger, ICRC

Como una de las primeras mujeres delegadas, tuvo que negociar en algunas situaciones complicadas. Jeanne recordó una reunión con un directivo cuya esposa acababa de viajar a Europa por un largo tiempo: “El ministro me dijo: “Me resulta imposible un mes sin mi esposa.” Me dije a mí misma: “¿Cómo salgo de esto? No puedo sacrificar las relaciones entre el CICR y este ministro. Él estaba manejando todos nuestros casos...” Todavía me puedo escuchar diciendo: “Ministro, cuando una ingresa al CICR, es como si comenzara a profesar una religión.” El ministro respondió: “¡Oh, mi Dios! Discúlpeme, no era mi intención ofenderla, hermana.” Fue un momento muy delicado, especialmente porque si el ministro se hubiera tomado mal este rechazo, habría sido utilizado como una excusa para no permitir que más mujeres trabajen en el terreno.”

La dedicación de Jeanne a la causa humanitaria fue fuerte. “Como ser humano, si veo una situación en la que la vida o la dignidad de alguien está en peligro, siento la necesidad de actuar. Cuando comencé a trabajar en Kinshasa, no pensé que iba a llegar tan lejos, pero me descubrí a mí misma en la causa. Me resulta difícil imaginar vivir sin ese compromiso.”

Jeanne Egger

ICRC, 1961

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Solo el 24.3 por ciento de todos los parlamentarios nacionales eran mujeres en febrero de 2019, un lento aumento del 11.3 por ciento en 1995.

– UN Women

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