”El trabajo que hacemos vale cada batalla”
Ya desde su juventud en Colombia, Milena siempre supo que quería trabajar en la asistencia en salud mental y el apoyo psicosocial para víctimas de conflictos. Trabajó para Médicos Sin Fronteras en Kosovo, Sierra Leona, Darfur, Filipinas, entre otros contextos, hasta que ingresó en el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Tuvo su primera misión con el CICR en Georgia, donde ayudó a formular programas en apoyo de familiares de personas desaparecidas. Desde entonces, la visión innovadora de Milena sobre la salud mental en contextos de violencia la ha llevado a ocupar el puesto de coordinadora de programas de asistencia en salud mental y apoyo psicosocial, en el que se desempeña actualmente.
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“Quería, a toda costa, trabajar de psicóloga para poder ayudar a las personas afectadas por la violencia; sabía que era mi vocación. He tratado con muchas personas que atravesaron experiencias traumáticas, pero algo importante que aprendí trabajando en tantos lugares distintos es que la cultura, la personalidad y el contexto hacen que cada persona reaccione de manera diferente al trauma. He aprendido a nunca dar nada por supuesto sobre cómo se sienten. Cada vez que conozco a una persona, intento mirar su situación con la mente fresca y pensar soluciones adaptadas a ella”.

“La salud mental no se consideraba como una prioridad para el CICR en ese momento”

– Milena Osorio, ICRC

“El objetivo de nuestros programas es aumentar la capacidad de las comunidades locales para estabilizarse y mejorar la salud mental de sus integrantes, así como preservar el bienestar emocional a nivel individual y comunitario en lugares donde se desarrollan conflictos armados u otras situaciones de violencia. Mi intención era integrar nuestra labor en las actividades centrales del CICR, una pretensión ambiciosa y sumamente difícil de lograr, ya que la salud mental no se consideraba como una prioridad institucional en ese momento. Carecíamos de recursos suficientes y de una política clara para el fortalecimiento de las capacidades del CICR en ese ámbito, pero teníamos convicción y mucha energía, así que seguimos insistiendo para transformar en realidad nuestra visión.

Cuando llegué al CICR, mi sueño era formar un equipo capaz de responder a las necesidades psicosociales y psicológicas provocadas o exacerbadas por los conflictos. Al principio, teníamos apenas ocho programas en este ámbito. Es una gran satisfacción contar hoy con 130 programas de calidad en todas partes del mundo, así como un fantástico equipo de 200 psicólogos, delegados y empleados residentes que prestan asistencia en salud mental y apoyo psicosocial con pasión y compromiso. Es un gran orgullo para mí”.

Milena y su equipo también trabajaron en una resolución y una política del Movimiento, que abarca al CICR, la Federación Internacional, la Cruz Roja Sueca, la Cruz Roja Danesa, entre muchas otras Sociedades Nacionales: “Hemos desarrollado una resolución del Movimiento para presentar ante el Consejo de Delegados que se celebrará en 2019. La intención es armonizar conceptos dentro del Movimiento y coordinar las actividades para responder mejor a las necesidades y subsanar las faltas de manera más eficiente. Trata distintos aspectos, desde generar y facilitar un acceso integral e imparcial a la asistencia en salud mental y el apoyo psicosocial, hasta proteger la salud mental y el bienestar psicosocial del personal y de los voluntarios”.

“Para prestar un apoyo útil, se necesita contar con más conocimientos profesionales”

– Milena Osorio, ICRC

“Cuando trabajaba en el terreno, conocí muchas personas con casos graves de malestar psicológico que pusieron muy en evidencia la importancia de la atención en salud mental. Para prestar un apoyo útil, se necesita contar con más conocimientos profesionales. Cada caso exige una enorme cantidad de tiempo, energía, empatía y dedicación por parte de nuestros delegados. Es una profesión que no solo representa un desafío profesional, sino también personal. No hacemos milagros: es preciso dedicar tiempo, buscar maneras de establecer una conexión con alguien que ha vivido experiencias atroces y, de alguna manera, ayudar a esa persona a volver a su normalidad. El año pasado, supervisamos 300.000 casos; podrán imaginarse el esfuerzo por ellos. Esperamos mucho de ellos, pero también entendemos que se trata de una labor complicada, por lo cual procuramos ofrecerles todo el apoyo y toda la orientación que podamos para ayudarlos a continuar con esta tarea tan exigente”.

“Tenemos un equipo equilibrado en cuanto a género que trabaja con estas cuestiones, si bien suele haber más profesionales mujeres que varones. Nos encontramos con todo tipo de personas, muchas de las cuales se sienten más a gusto con profesionales de la psicología y la salud con quienes puedan identificarse. Por ende, se hace necesario contar con un equipo diverso, capaz de entender y representar tantos tipos de personas como sea posible. La diversidad en un equipo también nos abre oportunidades de aprender muchísimo unos de otros. Me he dado cuenta de que la apertura a aprender otras maneras de pensar me ha hecho mejorar como psicóloga y como persona. Es esencial para el buen resultado de nuestra labor que respetemos a nuestros colegas y cultivemos, en todo momento, un espíritu de equipo y la confianza en el trabajo que realizamos. Sé por experiencia propia que lo que hacemos es sumamente importante y no me caben dudas de que vale cada una de nuestras luchas”.

Milena Osorio

ICRC, 2007

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– UN Women

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