“Conocía Siria antes del conflicto y viví su belleza y su cultura en tiempos de paz, así que fue particularmente difícil ver cómo se deterioraba la situación.” La población de Siria ha sufrido mucho durante el intenso y prolongado conflicto, pero su resiliencia ha sido fuente de inspiración para Marianne, quien continuó esforzándose: “Ante todas las dificultades que atravesaba, la población mostró una determinación implacable de reanudar la vida normal. Pasé mucho tiempo cruzando las líneas del frente y vi cuántas zonas fueron destruidas. Vi crecer una inmensa cantidad de necesidades de ayuda humanitaria y, aun así, los sirios nunca pararon de luchar para recuperar sus vidas. Me resultaron increíbles su gran determinación y su capacidad para adaptarse a las nuevas condiciones. Esto era algo que rara vez había experimentado en otros lugares al mismo nivel.”
La destrucción y la violencia generalizadas en Siria no dejaron a ninguna familia ilesa. Esto hizo que el compromiso de los colegas sirios fuese aún más impresionante. “Mis colegas sirios, personas dedicadas y comprometidas tanto en el CICR como en la Media Luna Roja Árabe Siria (SARC), se vieron personalmente afectados por este conflicto, y me dieron energía y fuerzas para continuar. Tuvieron que desplazarse con frecuencia, y sus vidas y las de sus familias corrieron peligro, por lo que fue extraordinario ver que todavía tenían el valor y la perseverancia para continuar ayudando a otras personas afectadas por el conflicto. La SARC y el CICR trabajaron conjuntamente para prestar apoyo a las personas más vulnerables y ayudar a millones de ellas en Siria. Fue un honor trabajar con personas con tanta fortaleza.”
– Marianne Gasser, ICRC“Si podemos ayudar incluso a una persona... todos nuestros esfuerzos valen la pena”
Marianne ha tenido principalmente experiencias positivas como jefa de delegación. “En Siria, tuve que interactuar con el gobierno, con grupos armados no estatales y con otros, y nunca me sentí en desventaja por ser mujer. Tuve la sensación de ser muy bien recibida y pude reunirme con las autoridades sin ningún problema.”
“En todas las misiones se han planteado desafíos y ha habido situaciones difíciles, pero cada una de ellas ha sido muy enriquecedora; a través de ellas aprendí mucho. Para trabajar en contextos con tantos desafíos, uno debe estar verdaderamente comprometido y tener presente la misión humanitaria. Por momentos, nuestro trabajo puede resultar muy frustrante cuando ciertas actividades se retrasan o frenan, y es entonces cuando la perseverancia es esencial. Las personas son muy agradecidas por la ayuda humanitaria que prestamos, pero lo que más esperan es estabilidad para que puedan regresar a sus trabajos, obtener atención médica y mantener a salvo a sus hijos. Tenemos que seguir trabajando con empuje, porque si podemos ayudar incluso a una persona, reuniéndola con su familia, visitándola en detención, dándole tratamiento médico o simplemente escuchándola y dándole un mensaje de esperanza, todos nuestros esfuerzos valen la pena.
Entre 1990 y 2017, las mujeres constituían solo el 2% de los mediadores, el 8% de los negociadores y el 5% de los testigos y signatarios de los procesos de paz mundial.