El desafío de la elección
Felicity Gapes, es delegada internacional de la Cruz Roja Neozelandesa especializada en el campo de la salud. Desde 2004 sus destacamentos la han llevado al Pacífico, Somalia, Sudan del Sur y Myanmar. Recientemente ha sido galardonada con la Medalla Florence Nightingale, la distinción internacional mas sobresaliente por su trabajo en zonas de conflicto e inestabilidad política. Para Glow Red reflexiona sobre sus diferentes misiones, y el impacto que algunas de sus decisiones han tenido tanto en su vida, como en la de los pacientes a su cargo.
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“Siempre me pregunté cómo me sentiría si algún día me robaban a punta de pistola. Pero cuando me ocurrió me sorprendió mi sentimiento de cólera absoluta y completa.
Sus palabras se podrían traducir aproximadamente como: “danos tu dinero”.

Podía sentir el peso de los billetes bajo mi camisa y vacilé. El dinero estaba destinado a pagar al personal de la clínica – trabajadores sanitarios paupérrimos - y para financiar la campaña de vacunación contra la polio – una de las razones por las que yo estaba en Darfur, Sudán en 2008 – 2009. Como Delegada de Salud, el transporte de las vacunas a las clínicas en áreas de conflicto era una de mis misiones principales.

Según entregaba el dinero la indignación bullía en mi.

Sentí ira cuando nos hicieron descargar las vacunas, que tantas vidas podían salvar, y dejarlas a merced del sol abrasador. Ira ante el trato que dispensaron al trabajador de campo sanitario que estaba a mi lado. Ira porque, durante el Ramadán, hicieron que una comadrona trabajadora que estaba ayunando tuviese que mantenerse al sol causándole tanto malestar y stress.

Sabía que resistir sería una decisión arriesgada que pondría en peligro mi vida y la de mis compañeros. Ser enfermera es tener que decidir, desde que era una enfermera en prácticas en un hospital de Whangarei, Nueva Zelanda, tuvimos que enfrentarnos a decisiones que podían afectar vidas. Sin ánimo de sonar dramática, las decisiones que tomamos pueden afectar la vida de personas.

La diferencia al trabajar en un contexto humanitario es que muchos de los pacientes con los que estamos en contacto están inmersos en situaciones de conflicto. A menudo, eres su única voz. Alguien que está abogando por ellos, en su nombre. Eres la que está intentando crear un espacio seguro para ellos.

En otra misión en Sudán del Sur en 2013 – 2014 tuvimos que negociar con el mando médico militar para garantizar que todos los soldados en el hospital estuvieran desarmados, ya que si las enfermeras caemos heridas no podemos prestar la ayuda sanitaria vital a aquellos que más lo necesitan.

A lo largo de los años hubo muchas ocasiones en que, al tomar decisiones, tuve que pensar en la seguridad. Aunque en primer lugar y prioritariamente en las personas, en los pacientes que estaba tratando. ¿Cómo afectaría mi elección a su vida y a su salud?
Decisiones sobre seguridad, decisiones sobre logística, terreno, clima, o la realidad de la situación. Hay tantas decisiones difíciles que hay que tomar. Siempre te cuestionas si fue acertada. Siempre vuelves a pensar en ellas.

Pero, afortunadamente siempre he estado rodeada por un equipo. La gente que trabajaba en el país eran fenomenales, particularmente las mujeres. Las mujeres con las que trabajé en Somalia a finales del 2009 formaban el grupo de mujeres más fuertes con las que me he encontrado en la vida.

Mi misión en Somalia fue como Delegada de Salud Primaria, apoyando a equipos sanitarios y móviles en cooperación con la Media Luna Roja Somalí, la cual finalmente se extendió a una misión de tres años a la vista de una crisis humanitaria creciente donde millones de personas se enfrentaban a una hambruna extrema y donde hubo que modificar nuestros planes y prioridades.

Sin embargo, las mujeres con las que trabajé mostraron siempre coraje frente a retos que parecían infranqueables. Había una en particular. Trabajaba en un entorno que pocos podrían imaginar. Negoció su acceso a comunidades que estaban en zonas calientes ó muy próximas a aquellas en conflicto para dar respuesta a necesidades humanitarias derivadas de una severa hambruna.

Para mi, encontrarme con mujeres como ella, trabajar con ellas e incluirlas en el proceso de toma de decisiones hacia que cada reto fuese un poco mas fácil.

Este trabajo consiste en tomar decisiones, viajar durante horas por terrenos inhóspitos transportando vacunas que salvan vidas, asistir a alguien durante un parto traumático en medio de un entorno muy complicado de seguridad, luchar por la protección de los trabajadores sanitarios.

Afortunadamente cuando tome la decisión de entregar el dinero en Darfur en 2013 sólo se llevaron esto gracias a unas negociaciones muy calmadas con nuestros magníficos conductores. La campaña en contra de la polio pudo continuar como estaba planificada.

Después de todos los años en los que he trabajado para la Cruz Roja Neozelandesa sé que las decisiones no son siempre fáciles. Sin embargo tras ver el impacto de este trabajo puedo descansar sabiendo que hice todo lo que pude.

Felicity Gapes

Nueva Zelanda, 2004

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Las mujeres ocupan solo el 12 por ciento de los asientos de la junta mundial.

– Deloitte, 2015

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