Cuando Déborah se unió a la Cruz Roja Belga demostró de inmediato su alto grado de compromiso, dedicación y energía. Fue la riqueza e intensidad de su experiencia en terreno con movimientos juveniles lo que produjo el mayor impacto en Cruz Roja Juventud.

Gracias a esta joven mujer líder, llena de creatividad y energía, que la Cruz Roja Belga se centró en la formación de monitores juveniles en el ámbito de los primeros auxilios y la educación para la ciudadanía global. No solo inició y participó en la creación de esta formación, sino que gracias a sus capacidades naturales de facilitación hizo posible imaginar el papel de un monitor juvenil de un modo nuevo y distinto.

Apasionada por los asuntos internacionales, será recordada por su contribución a las charlas entre gente joven a través del Movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Fuera con las Sociedades nacionales de Burundi o Ruanda o a través de los proyectos de “Muévete por África”, el trabajo de Déborah permitió que cientos de jóvenes se encontraran, intercambiaran ideas y reforzaran su sentido de pertenencia a esta gran familia de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Como siempre le gustaba decir, “porque antes del compromiso siempre hay un encuentro”.

Compañeros de la red juvenil de habla francesa europea, de las Sociedades nacionales de CR Francesa, Monegasca, Luxemburguesa y Suiza, querrían dar las gracias a Déborah por su gran aportación para hacer realidad su red. Su determinación y convicción, a través del trabajo en equipo, llevó al establecimiento de la capacitación internacional de formadores de ‘jóvenes líderes’ y al despliegue de la Cruz Roja Belga. Los vínculos que forjó con los miembros de la red permanecerán para siempre en su memoria.

Déborah ha sido y seguirá siendo una joven líder del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja para nosotros y para todos que tuvieron la suerte de cruzar sus caminos con ella. Solía comparar las cualidades de los jóvenes con los diamantes. Nos ha dejado muchos diamantes, no solo los que descubrió en gente joven, sino también los diamantes que nos dejó ella misma. Queremos agradecerte, Déborah, por todos los diamantes que también cambiaron las cosas en nuestro mundo.